Javi Campo

Getxo firma el capítulo final de su Feria del Libro con un encuentro entre escritores

LA CITA CON LA LITERATURA ECHA EL CIERRE TRAS CUATRO DÍAS DE ACTIVIDADES EN ALGORTA.-Cuando desde la Biblioteca Municipal me llamaron para participar como escritor y habitante del Municipio de Getxo en la Feria del Libro, inmediatamente quise participar porque considero que, de la misma manera que mis libros están en los escaparates de las librerías, yo también debo de estar expuesto a que se me conozca físicamente. Además, si dentro de las actividades programadas está la de conocer a otros escritores y tener la oportunidad de conocer y charlar con ellos, me pareció de los más interesante. 

Sin olvidar que el fin último de la Feria es que se conozca nuestra obra y vender libros como objetivo final. En este sentido no tenía muchas esperanzas. Máxime cuando de 17 librerías que existen en Getxo sólo acudían 5 librerías. Esto da un indicador del interés, más bien desinterés,  de las propias librerías por acudir. Será porque no tienen muchas esperanzas de que les vaya a salir rentable el acudir.

Pero lo cierto es que, aunque en general ha acudido poco gente, la que se acercaba a los stands iba dispuesta a comprar y que las cinco «valientes» que han acudido han tenido unas ventas más que aceptables. Mi agradecimiento para ellos porque han dignificado la Feria y han colaborado para su continuidad.

En cuanto a mi participación, he estado «al pié del cañón» todos los días permaneciendo en el stand de la Librería Troa dos horas cada día para hacer una gestión proactiva de venta. Y para ello, abordaba a los posibles clientes con la máxima educación que me era posible, para explicarles en qué consistía mi trabajo, tanto del libro «Getxo en sus calles», como en el libro «Saliendo de la invisibilidad». Aunque no todos, después de la explicación, aceptaban la compra, eso hubiera sido de Record Guinness, sí que todos consideraban interesantísimos ambos temas y algunos lo compraban. Estoy muy satisfecho de la acogida y, por qué no decirlo, de las ventas. Espero que ninguno de ellos se sienta decepcionado cuando lo hayan leído.

Por último, agradecer a mi compañera de stand la periodista Mª Luisa García Franco el que me haya enseñado, a pesar de que me decía que no tenía experiencia, a ser más «agresivo» en la venta. Lo hacía muy bien, su libro era interesante y convencía al posible lector. Y, por supuesto, al diario DEIA que al día siguiente ha tenido a bien publicar este artículo de la pluma de Marta Hernández.

DEIA.- MARTA HERNÁNDEZ / GETXO 02.05.2022 |

Foto de familia de los escritores, en su gran mayoría getxotarras, que participaron en el encuentro de ayer domingo.

La feria del libro de Getxo escribió ayer domingo su epílogo tras cuatro días de aventuras múltiples desde su escenario principal de la plaza de la Estación de Algorta. Esta última página de su historia de 2022, la del reencuentro con el argumento de siempre, sin salpicaduras de enfermedad mundial, estuvo escrita, sobre todo, por autores locales. Y es que una de las últimas actividades que deparó esta cita con las letras fue un encuentro entre escritores, fundamentalmente getxotarras. Oier Moreno, Juan Carlos Pérez, Amaya Alonso, Alberto Cueto, Juan Carlos Ruiz de Villa, Javier Campo, Koldo Anasagasti, Borja Ortiz de Gondra, Manu Oliver, Eugenio Ibarzabal, Txabi Anuzita, Pablo Müller, Diego López Ruiz, Pedro de Andrés, Mario García y Silvia Elorriaga charlaron entre sí y con firmas de peso, como las de la donostiarra Luisa Etxenike o la periodista María Luisa García Franco.

1 de mayo. Día de pasteles y flores y de manifestaciones y reclamaciones. El Día de la Madre coincidió con el Día del Trabajador y en Getxo, ambas fechas compartieron protagonismo, además, con los libros. Tres narraciones dispares. Son diferentes también entre sí los autores locales que se reunieron en la carpa de la feria del libro, todos ellos han publicado obras en los últimos dos años, con el apoyo del Aula de Cultura de Getxo. Eso sí, atesoran una misma pasión sobre la que hablaron y reflexionaron en la mañana de ayer domingo en grupos de conversaciones que nacían y se transformaban, como el que formaron en un momento Txabi Anuzita y Pablo Müller. Entre cafés y cruasáns, la literatura, la vida. «El poder conversar con todas aquellas personas que se enfrentan al reto de la página en blanco es muy gratificante», sostuvo Pablo, la faceta poeta de Javier Bermúdez. Precisamente, sobre versos intercambiaban impresiones cuando fueron interrumpidos por la periodista. «La conversación que estoy manteniendo ahora es muy interesante; hablamos sobre poesía, que no es fácil encontrar a alguien que hable de ello», admitió Txabi, también amante de los poemas, y quien afirmó ser un novato en esta feria. «Es la primera vez que estoy y me siento como un aprendiz. Intento saber cómo lo viven los demás, cómo han sido capaces de publicar, cómo se sienten… Creo que es un espacio cómodo porque muchas veces, al hablar de tu libro en otros lugares, la gente te mira raro, pero aquí, como todos tenemos el mismo tema…», comentó.

Txabi es creador, junto a Nacho Cabria, del libro Del Okavango al Kalahari, que son los diarios del viaje que ambos, junto a otro amigo que falleció en 2008, realizaron hace, precisamente, treinta años desde Mozambique, donde trabajaban, hasta el delta del Okavango y el desierto del Kalahari, en Botsuana. «Una vez que perdí el miedo a publicar y a que la gente supiera lo que siento, me decidí. También tengo un libro publicado de poesía: Antología de un deslizque es una recopilación de poemas a lo largo de mi vida. Pero no me siento ni escritor ni poeta. Y sigo escribiendo. Una cosa es escribir y otra publicar, que no es fácil hacerlo con dignidad y respeto a la obra», reconoció el getxotarra. Pablo ha exteriorizado su poesía en varias ocasiones. La última, en su trabajo Legoland. «Es un viaje de unos pocos días a un parque de atracciones de la marca Lego en Dinamarca y que reflexiona sobre la alegría obligatoria, la dificultad para conectar con la alegría, sobre el mundo del trabajo… Todo con una estructura que busca unirse a las piezas de Lego. Y desde el punto de vista formal, el texto se va distribuyendo como piezas de Lego», explicó este getxotarra que conectó con la escritura a los 15 años cuando leyó un poema de «Rubén Darío o de Antonio Machado en el Bachillerato».

A este dueto de escritores se sumó después Manu Oliver, autor de dos libros «también de un estilo muy poético», confesó. Son dos partes de una trilogía en la que Manu, profesor de yoga, plasma en letras toda esa filosofía impregnada en la meditación. «Hace dos años y pico empecé a publicar en mi muro de Facebook sobre una experiencia personal y, de repente, empezó a seguirlo y a compartirlo mucha gente. De América Latina me escribían mucho… Hablé sobre una experiencia que yo llamo del instante presente: cómo ese instante, más allá de la interpretación mental que volcamos sobre él, despliega un mundo de posibilidades. Hablar de algo así no me sale si no es de un modo poético y al ver que había muchas respuestas, las recopilé, hice una adaptación y publiqué los libros; ahora estoy terminado el tercero», señaló. Así surgieron Habitando la vida e Intimando con la vida.

El cuarto capítulo de la feria del libro getxotarra se fue cerrando así. Los días precedentes, hubo talleres de chapas ecológicas y kamishibai –cuentacuentos ilustrados japoneses–, manualidades para elaborar marcapáginas, una lectura pública infantil por parte de escolares… Y las casetas de las bibliotecas municipales de San Nicolás, Villamonte y Romo, y de cinco librerías del municipio: Elkar, Flappers, Nadal, Neguri y Troa.

 

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Sobre mí

«El que haya elegido Getxo para vivir, siempre tendrá la sensación de haber elegido bien».

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