Javi Campo

Que viva Getxo que es mi pueblo III.-La estela del masón en la Parroquia de Andra Mari

Una de las cosas más extrañas que uno se puede cuestionar cuando va de paseo por Getxo, si no la más extraña, es encontrarse, en el pequeño cementerio que hay en la parte trasera de la Iglesia de Andra Mari, con una estela claramente masona. La sorpresa es enorme y la pregunta es obvia: ¿Qué pinta ahí esa estela y quién es el que, teóricamente, está enterrado debajo?

Otros antes que yo han pretendido desentrañar este misterio y alguno hasta lo ha averiguado. En las siguientes líneas trataré de explicar, muy brevemente, lo que es la masonería, cómo funciona una Logia, dilucidaré si hay una en Bizkaia y descubriré qué nombre se oculta en la tumba reseñada.

El cementerio de Nª Sra. del Carmen, que así se llama realmente el cementerio de «BOSTGARRENA» fue inaugurado el 23 de septiembre de 1907, siendo los primeros enterramientos los huesos traídos de los camposantos de «la campa del muerto» y de la Iglesia de Andra Mari. Aquel no duró más de 15 años y éste, donde estaban enterrados los cadáveres más antiguos del municipio fueron levantados para su traslado, no sin advertir previamente a las familias por carta. Muchos, ni acudieron. Por esta causa, no todos los cadáveres fueron trasladados, allí quedaron  los que su familia no había respondido al requerimiento, inscribiendo en la pared los nombres de todos los caseríos del barrio, aunque hubo uno que quedó excluido. Allí quedó, en la trasera de la Iglesia de Andra Mari la tumba y la estela del masón, unos dicen que fue por la negativa del párroco a enterrarle «en sagrado» y otros, simplemente creen que por que era muy bonita e interesante. Sea como fuere, ahí siguen, la tumba y la estela con los símbolos más identificativos de las logias masónicas, el cartabón y el compás y durante muchos años, simplemente, como un monolito anónimo. Porque ¿quién es la persona que sigue enterrada debajo de esta estela?

Pared trasera de la Parroquia de Andra Mari de Getxo con la inscripción en la piedra de todos los caseríos del barrio

Conspiradores, satanistas, devora niños, anticatólicos… Estos son algunos de los prejuicios que circulaban -y algunos todavía perviven- en torno a los masones y a sus prácticas rituales. Otros, algunos de los que les han estudiado a fondo dicen que: «La masonería es una Sociedad secreta de ámbito internacional y estructura jerárquica basada en la fraternidad entre sus miembros, los cuales se agrupan en logias y hacen uso de ritos y signos emblemáticos». Ellos, sin embargo, insisten en que las bases de su culto son el respeto a los demás y la tolerancia. «No estamos enfrentados con nadie, solo con la intolerancia», señala uno de sus miembros catalanes más señalados, e insiste: «Si algunas religiones son intolerables, no es culpa nuestra«. Ellos se autodefinen como «librepensadores«, dicen tener «valores libertarios, igualitarios y transformadores» por lo que han sido considerados por sectores de poder como «sospechosos y peligrosos«

Pero, en realidad, el origen de la masonería no tiene nada que ver con la conspiración política. En la Francia de la Edad Media se denominaba «maçons» a las personas relacionadas con la construcción de edificios, que compartían técnicas y conocimientos sobre este ámbito. Estos primeros masones se unieron en agrupaciones llamadas logias y, con el tiempo, a ellas se incorporaron personas de todo tipo de profesiones sin relación con la construcción.

No fue hasta 1717 que se formó la primera Gran Logia masónica más parecida a lo que hoy en día sigue existiendo. Desde el principio, los masones dieron una gran importancia a la simbología, a la discreción en torno a sus rituales y a la introspección. La primera manifestación antimasónica por parte de la Iglesia católica fue una carta publicada en 1738 por el papa Clemente XII donde alertaba de que cualquier persona que formase parte de una logia masónica sería excomulgado. Esta primera confrontación de la Iglesia con la masonería forzó a los masones a desarrollar sus actividades en la clandestinidad durante varios siglos aunque reconocen que la relación en la actualidad es muy distinta, ellos no la ven como una enemiga. Pero los muchos años de dictadura franquista, enemiga y perseguidora acérrima de la masonería, ha dejado en la mente de la gente una imagen de un ser diabólico, de ideas malsanas y aspecto horrible, una especie de monstruo que devora incluso niños.

En el País Vasco se implantó allá por 1885,  aunque es una de las zonas del estado con menos implantación y tradición tiene. En la lápida bajo la que descansa «nuestro masón» están inscritas las dos luces o símbolos de la masonería: La escuadra, reguladora de las acciones  y el compás que simboliza el mantenerse dentro de los límites con todos los hombres, especialmente con los demás hermanos masones.

Ya en el año 1987 , una colaboradora del periódico tristemente desaparecido «GALEA», Arantxa Yurre, se planteó la pregunta a la que siguió una búsqueda ininterrumpida que dió sus frutos unos meses después. Como no es mi intención apropiarme de lo que no es mío y si esto lo hiciera así, sé lo que jode porque me lo han hecho en varias ocasiones, aquí os dejo el artículo completo publicado en dicho periódico, en el que se desvela que el tal masón es el guipuzcoano JAVIER SORONDO Y BERISTAIN, soltero, delineante, natural de San Sebastián, fallecido a la edad de 25 años de «colapso cardíaco» mientras disfrutaba de los baños que ponía a disposición de sus clientes Petra Sillero, la viuda del primer Alcalde (pedáneo) o concejal para Las Arenas, Andrés Larrazábal, que fuera administrador del lujoso balneario de Máximo Aguirre. Incluso publica su «Certificado de defunción»

Así queda desvelado el enigma, si damos por buena la investigación y la publicación reseñada. Sólo nos resta dejarle que descanse en paz en el privilegiado lugar en que la tierra getxotarra abraza sus restos.

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Javi

Sobre mí

«El que haya elegido Getxo para vivir, siempre tendrá la sensación de haber elegido bien».

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