Javi Campo

Bingen Amezaga Aresti

Una vez más, y no me importa, escribo unas lineas de agradecimiento y reconocimiento a la figura de Vicente (Bingen) de Amézaga Aresti, algorteño, escritor, poeta, recopilador de datos, investigador, y muchas cosas más que gracias a la labor ingente de sus hijos y un nieto, hoy en día la podemos poner en valor. Este hombre, y no me olvido de su mujer, Mercedes Iribarren, es uno más de los que tuvieron que salir por piernas de su país porque corría el riesgo cierto de que lo pasasen por las armas, y que por ello se tuvo que convertir en ciudadano del mundo aunque siempre sin olvidar ni por un instante, su barrio de su pueblo natal.

Vicente de Paúl Laureano Amézaga Aresti vino al mundo el 4/7/1901 en un caserío llamado «Iturrieta» que estaba situado en la Avda.Basagoti, 75 (hoy entre el 67-69), frente al Batzoki de Algorta. Ya de niño destacaba por su gran capacidad intelectual, aunque al igual que a cualquier niño le gustaban los deportes, en especial la pelota vasca a la que jugaba habitualmente en el frontón del pórtico de la Iglesia San Nicolás como siguen haciendo hoy los jóvenes.

Sus padres, de profundas raíces vascas, pronto le inculcaron por un lado,el aprendizaje de la lengua vernácula y por otro la adquisición de un espíritu nacionalista que ya no le abandonaría nunca. Con 16 años se encerró en el camarote del caserío paterno, sin profesor, él solo comienza el apredizaje del euskera y en poco tiempo consigue un nivel  que le permitió escribir en nuestro idioma tanto prosa como verso, incluso traducir obras de otros idiomas. Después del euskera vendrían el griego, latín, francés, italiano e inglés que terminó dominando. Fue un enamorado de la cultura griega, de tal forma que su libro de cabecera era el «Prometeo encadenado» de Esquilo que tradujo al euskera, así como la Odisea y la Ilíada de Homero, Herodoto, Demóstenes, Tucídides y sobre todo Plutarco. En castellano, sus referencias eran casi todas de índole religiosa, San Juan de la Cruz, Sta. Teresa de Jesús, Tirso de Molina, sin olvidar Cervantes, Pío Baroja, Miguel de Unamuno o su favorito Juan Ramón Jiménez.

Fue un gran amigo del Lehendakari Aguirre, a quien admiraba, y de Pepe Olivares «Tellagorri» con el que se disputaba el puesto de quién describía mejor los atardeceres oteados desde Riberamune, las calles costaneras empedradas y la casas blanqueadas del querido Puerto Viejo.

BINGEN AMEZAGA ARESTI

En las elecciones de 1931 salió elegido concejal y por libre elección del vecindario se le nombró «Juez de Paz» del municipio. Con 30 años era licenciado en Derecho, juez de paz de su pueblo, concejal, profesor de historia y literatura en el Instituto de 2ª Ensñanza de Getxo, y no satisfecho con eso empezó a prepararse para opositar a Notario. Fue nombrado Director General de 1ª Enseñanza del recién formado 1º Gobierno Vasco. Y llegó la Guerra y, como muchos otros, tuvo que huir. Es condenado a muerte y su madre, por sus ideas y «por tener hijos criminales que habían causado la ruina de Vizcaya», pierde el caserío y sus pertenencias.

Se casa con Mercedes Iribarren Gorostegui en la sacristía de la Iglesia de Las Mercedes de Las Arenas a las 6 de la mañana del 14/6/1937, dos días antes de que fuera bombardeada y quemada. Saben que si se quedan corren un peligro serio de perder la vida por lo que, juntos, huyen a Santander para dirigirse a Donibane Garatzi donde le ordenaron hacerse cargo de la colonia de niños, unos 500, que allí estaban recogidos. Allí su mujer da a luz sus dos primeras hijas, Mirentxu y Begoña.

Pronto llega la II Guerra Mundial e inician un periplo marítimo, primero en el «Alsina» donde después de 9 meses de confinamiento a bordo y campos de concentración, logran embarcarse en el «Quanza» recalando en Veracruz y La Habana a finales del año 41. En abril del 42, los que no se quisieron quedar allí partieron para Venezuela y la Argentina. En Buenos Aires nace la 3ª hija, Arantzazu y trabajó, para sacar adelante a la familia, de contable.

Poco duró allí ya que, una vez más el Gobierno Vasco en el exilio, le ordena que vaya a Montevideo para organizar la «Gran Semana Vasca» que implica para él, dar charlas, conferencias, artículo periodísticos y mucha actividad administrativa y de propaganda. Para mantener a la familia se hace «Agente de Seguros» y al poco consigue hacerse cargo de un curso de Lengua Vasca en el Instituto de Estudios Superiores donde se mantiene durante 12 años. A la par, no deja de publicar artículos en los periódicos uruguayos más prestigiosos. Allí está hasta el año 1955 y le nacen otros dos hijos, Joseba Bingen y Xabier Iñaki. Pero no consigue una estabilidad económica que le ayude a mantener con dignidad a su mujer, que es su sostén, y a sus cinco hijos.

Ayudado por algún familiar  de su esposa y por algún amigo, le proponen trasladarse a Caracas para hacerse cargo de la Secretaría General del Centro Vasco, cuestión que le hizo mucha ilusión y sin dudarlo, voló hasta la capital venezolana, solo, sin familia. Después de un intento fallido de reunirse todos en Barcelona, poco a poco se fueron juntando en Caracas, primero su mujer a la que echaba mucho de menos y luego sus hijos. De nuevo estaban en un país extraño y comenzando de cero. Se pone a trabajar como Contable y Catalogador en el Archivo General de la Nación de Venezuela aunque le dura poco por no tener la nacionalidad venezolana, y comienza a publicar artículos cuyo monotema es Euskalherría.

ALFREDO BOULTON

Su paciencia y convicción obtienen  su fruto cuando conoce a Alfredo Boulton, potentado venezolano de origen inglés, profundamente culto e interesado en divulgar la historia de su país de acogida. Este hombre le propone a Bingen entregarle toda la documentación de la «Compañía Guipuzcoana de Caracas» que estaba almacenada acumulando polvo desde dos siglos atrás, para que la ponga en orden, desentrañe su interior y la saque a la luz. Por fin había encontrado su «Eldorado», su gozo fue intenso y durante 14 años de trabajo entusiasta y productivo se dedicó a ello lo que le acarreó un gran renombre en aquel país.

lA GUIPUZCOANA DE CARACAS

Podemos encontrar toda su obra en los múltiples enlaces que ha ido poniendo su familia, sus hijos, sin descanso, con un amor infinito hacia su padre.

Un cancer de hígado truncó su vida el 4/2/1969 rodeado de sus hijos varones y de su nieto el historiador Xabier de Irujo.

Es un deber de las Instituciones, sobre todo las locales, el mantener viva la memoria de los personajes que por muchas cuestiones han sobresalido entre nosotros. Y nuestro Ayuntamiento está en ello poniendo en valor, a través de unos documentales, «Getxoko izen handiak», a las personas que considera que se lo merecen. Ahora le ha tocado el turno a este hombre, escritor, articulista, poeta, ensayista, traductor, biógrafo, conferenciante, orador, historiador, defensor de la lengua y las tradiciones vascas, profesor y contable.

Digno sería que cuantas veces pasemos por delante del busto con su figura, que se erige en la playa de Ereaga, junto a Punta Begoña, dirijamos una mirada, aunque sea fugaz, a este gran humanista que, aunque en la distancia, nunca olvidó su lar natal.

Dejo el enlace del documental en el que gustosamente he colaborado:

 

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Javi

Sobre mí

«El que haya elegido Getxo para vivir, siempre tendrá la sensación de haber elegido bien».

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