Javi Campo

Cuando la muerte nos acecha

Corría el año 1970. Yo era un pipiolo que acababa de salir del internado. Algunos amigos de la niñez me recogieron en el seno de su cuadrilla con la caritativa pretensión de que me sintiera arropado. Mi cara de novicio me delataba. Me invitaban a fumar, me llevaban a San Mamés a ver los partidos del Athletic en compañía de una bota que no contenía precisamente vino, sino sol y sombra que pagaban los que previamente habían perdido la partida al mus, me apuntaron rápidamente para jugar en el equipo de futbol del barrio, me contaban la vida y milagros de las jovencitas más casquivanas de la escalera.