Javi Campo

Getxo.-VI.- El «clavo de oro»

Los que llevamos viviendo en Getxo toda la vida o ya muchos años, creemos que lo sabemos todo sobre él, que hemos visto lo que hay que ver en nuestro pueblo. Pero yo, que llevo 45 años viviendo en Getxo y que me precio de conocerlo a fondo, me toca reconocer que no es así. Que me quedan muchos lugares por descubrir, y de muchos que ya conozco "de visu", debería ahondar más en su historia, para conocerla y divulgarla.

Nuestro pueblo es singular por muchas razones. Ha sido pionero en muchas cosas, tiene personajes únicos en su historia y en su orografía hay señales que lo hacen único. Ojeando la publicidad que la Oficina de Turismo situada en Ereaga tiene a disposición de paseantes nativos, turistas nacionales o extranjeros, hay una sección que describe someramente un hecho  que me llamó la atención porque nunca había oído hablar de él y a diversas personas del Municipio que he preguntado tampoco me han sabido decir qué es, ni siquiera han oído hablar de ello. Y si múltiples investigadores, geólogos en general, han venido a realizar su estudio y catalogación, por qué no iba a hacerlo yo o cualquier ciudadano con un poco de curiosidad.  Una vez investigado, me he dado cuenta que más de uno ha escrito sobre el tema largo y tendido y que el Ayuntamiento, desde el año 2012 en que una comisión de trabajo formada por expertos le otorgó la distinción de la que hablamos a continuación, arrebatándosela nada menos que a París, también lo tiene en cuenta cuando de hacer propaganda de nuestro pueblo y la posibilidad de realizar geoturismo, se trata.

La tierra tiene aproximadamente 4.600 millones de años y todo este tiempo se divide en diferentes capítulos y subcapítulos. Las divisiones temporales entre los diferentes capítulos se denominan límites geocronológicos y están definidos por algún evento geológico importante que ha quedado registrado en las rocas. Entre todos los lugares del mundo donde un límite geocronológico está a la vista, la Comisión Internacional de Estratigrafía elige uno como referencia internacional. Este lugar se denomina estratotipo y se marca con un clavo dorado estándar, en recuerdo del último perno (dorado) que se ponía al concluir las vías férreas en la época de expansión hacia el oeste de Estados Unidos, acompañado de una placa informativa.

Los clavos dorados –golden spike en inglés o su acrónimo GSSP, aunque no tienen que ser de oro ni en forma de clavo– son unos indicadores que marcan una sección estratotipo y punto de límite global. La sección y Punta estratigráfica global (GSSP) son afloramientos rocosos en los que existe físicamente un límite entre dos edades geológicas y en los que se ha encontrado el mayor número de información física, química y paleontológica, en ese límite, en comparación con otros afloramientos que también contienen el mismo límite estratigráfico. Estos afloramientos han sido identificados por la Comisión Internacional de Estratigrafía en lugares distribuidos en los diversos continentes. Por lo tanto, las GSSP son secciones estratigráficas escogidas por acuerdo internacional que sirven de referencia o localidad tipo para un determinado límite en la escala estratigráfica internacional. Normalmente se definen en función de cambios paleontológicos, es decir, cuando se dan cambios en la superficie terrena existente en la zona. El «clavo dorado», que así se llama esta distinción a nivel mundial, ha sido colocado en el punto del arenal playero getxotarra donde se encuentran los citados estratos.

                              El «Clavo de oro» en el sinclinal de la playa de Azkorri

Esta definición básica, que cuesta entender, tiene su explicación en que todo el paseo que recorremos asiduamente y que vamos a delimitar entre La Galea y Azkorri, hace miles de años estuvo cubierto por el agua, ya que el mar cubría, aproximadamente unos 1.000 metros de altura más que en la actualidad. Fue hace 18.000 años cuando el agua retrocedió hasta el punto que tiene en la actualidad (unos 40 metros) dejando el fondo marino a la intemperie. Pero mientras  la ladera actual estuvo cubierta por el agua, ésta iba produciendo las estratificaciones que hoy en día están a la vista y tienen un gran interés para los estudiosos, sobre todo, del periodo geológico del Luteciense datado por los expertos en algo menos de 48 millones de años. Y es precisamente esa ladera del sinclinal que va hasta la playa de Azkorri la que ha sido merecedora de este reconocimiento.

Según la lista publicada en el 2020, hay 75 clavos colocados por todo el mudo, uno de los cuales es el situado en la playa de Gorrondatxe.-Azkorri desde el 13/2/2012, después de que investigadores de varios países se reunieran en Getxo para debatir cuál de las candidaturas era la más idónea para concederle el «Clavo de oro» por ser el mejor «Estratotipo de la base del Luteciense«. En esta playa, que irradia un magnetismo especial, también encontrarás un entorno paisajístico espectacular en el que destaca su arena negra, que guarda un secreto muy especial sobre la historia de Euskadi.

Por ello, para que un sitio se haga merecedor de uno de estos clavos dorados tiene que ser, entre otras cosas más, fácilmente accesible, de tal forma que no se requieran expediciones costosas para su estudio; también tiene que estar poco cambiado por el tiempo y tener garantías de que no será cambiado en el futuro, al menos no por la intervención humana. Así científicos de todo el mundo pueden visitarlas para estudiarlas y ver un ejemplo de esa época de la historia de nuestro planeta. Las rocas que afloran en los acantilados de la playa de Gorrondatxe fueron consideradas como la mejor sección para el estudio de los materiales de ese tiempo del Luteciense.

 

            La playa de Gorrondatxe.-Azkorri y sus estratotipos en la ladera.

No es este el lugar ni el momento de explicar al detalle  en qué consiste este sinclinal, cómo se formó y porqué es tan interesante para todo aquel que lo quiera estudiar, pero al menos, que todos los que tengan por costumbre acercarse a Azkorri para disfrutar de un día de playa, que tengan en cuenta la riqueza que atesora ese lugar (las dunas, las plantas, el flysch, la arena fosilizada en forma de roca) y que cuando esté abajo, sobre la arena, giren la vista hacia el acantilado para darse cuenta de su fuerza histórica y todos los miles de años que ha llevado el que esa maravilla se formase en las rocas donde “han quedado escritos y registrados” los acontecimientos acaecidos “a lo largo de la formación y evolución” del planeta.

Además de la inserción del ‘Clavo de Oro‘, se ha inaugurado también en el acceso a la playa de Gorrondatxe-Azkorri un panel explicativo de las características del estratotipo. A decir de los expertos en el tema, esta zona será un referente mundial científico y para los que no somos expertos será una forma de conocer la historia de tiempos pretéritos de esta playa a la vez que sentirnos orgullosos de tener la posibilidad de contemplar a diario un lugar único en el mundo.

 

 

 

 

 

 

Javi

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Sobre mí

«El que haya elegido Getxo para vivir, siempre tendrá la sensación de haber elegido bien».

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