Aunque sí vivió en Algorta de los tres a los cinco años y posteriormente estuvo viniendo a Getxo en época veraniega durante toda su juventud, al menos hasta los 23 años. Nunca se olvidó de sus orígenes aunque su madre, soltera, hubiese nacido también en Madrid pero su «amama» era de Deusto con estrechos lazos en Algorta.
María Goyri, ante todo, fue una mujer luchadora y trabajadora. No voy a contar aquí su vida, ya la he escrito en un par de ocasiones, pero desde su niñez y gracias a su madre fue una niña independiente, buscadora infatigable de la cultura, y un incentivo para todo el género femenino, por quien luchó desde diversos ámbitos en pro de obtener una igualdad de hecho con el hombre. Y dió pruebas de ello cuando al casarse con un intelectual de reconocido prestigio no se situó a su espalda sino que trabajó codo con codo con él, preparándole sus trabajos para que él triunfara y, a la vez, teniendo una vida propia con sus propios objetivos.
A pesar de ser una mujer silenciada, antes y después fue soporte imprescindible de Ramón Menéndez Pidal, pero siempre en un segundo plano cediéndole todo el protagonismo. A pesar de ello, nunca estuvo sujeta a las cadenas de la dependencia. A su muerte la magistral biblioteca y el archivo de los Menéndez Pidal-Goyri quedaron sin su “ama de llaves”. Cuando alguien visitaba a Don Ramón y le solicitaba algún documento para consulta el siempre contestaba lo mismo: «Si estuviera mi mujer, seguro que le ayudaría; ella lo sabía todo».
En esta ocasión sí pude asistir al acto , invitado por la Fundación, con el que se inauguraba una exposición fomentada desde la Universidad Complutense con los profesores Antonia Salvador Benítez y Juan Miguel Sánchez Vigil y que la Fundación Menéndez Pidal acogió con entusiasmo porque todo lo que sea dar a conocer la vida y obra de esta mujer les es intrínseco. Allí pude estar presente en la inauguración de una muestra del archivo fotográfico semiolvidado en la casa donde vivió el matrimonio cuyas fotos fueron generadas por los distintos integrantes de la familia desde finales del siglo XIX, desde el mismo momento en que la pareja Ramón y María, María y Ramón inician su relación.
Nos reunimos unas 80 personas, la mayoría de ellas del ámbito universitario, desde la Vicerectora de la Complutense, muchos profesores y sobre todo profesoras, hasta algunos alumnos, a todos se nos permitió hacer un recorrido por toda la exposición con paneles explicativos y una buena profusión de fotografías, unas conocidas y otras no tanto, y documentos que hacen un recorrido por toda la vida estudiantil, universitaria y docente de María Goyri. Tuve la oportunidad de compartir conversación con ellos, con el escritor, poeta y ensayista Jon Juaristi quien me presentó a la biznieta de María, Sara Catalán a quien tuve el honor de saludar e instarle para que haga las gestiones oportunas con el fin de que venga, con la exposición, a Getxo.
Este archivo fotográfico tiene un alto valor que va más allá del legado de la familia, ya que también contiene los materiales, soportes y procedimientos fotográficos que permiten entender la evolución de la fotografía desde un uso aficionado. Porque, además de su pasión por los libros, María Goyri tuvo una gran afición con la que disfrutó intensamente y es ésta de la fotografía.
En el año 2020, en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid y la Facultad de Ciencias de la Documentación, alumnos del Máster de Documentación Fotográfica iniciaron las tareas de catalogación con el objetivo de conservar adecuadamente este archivo. En el inicio del año 2022, varios alumnos de la Universidad Complutense, continúan con la documentación de las fotografías y se centran especialmente en las fotografías relacionadas con María Goyri y las del viaje de novios con Ramón Menéndez Pidal.
Este viaje está documentado fotográficamente y recoge el recorrido que hicieron emulando el Camino del Cid. En esta segunda fase, también comienzan con las tareas de acondicionamiento de los negativos, los cuales tienen unas necesidades de conservación más específicas. Actualmente, las tareas se centran en la catalogación de los negativos, la normalización de la base de datos y su acondicionamiento por parte de varias alumnas de la misma Universidad.
Todo este trabajo ha permitido que las fotografías queden contextualizadas y registradas al identificar las fechas, el lugar geográfico y las personas que aparecen en ellas. Lo que al inicio era una mera pretensión de estudio se ha convertido en un archivo fotográfico accesible que ha permitido, y esta inauguración es la muestra de ello, la difusión de esta colección y que ofrezca un testigo visual de la historia y el valor de la Fundación Ramón Menéndez Pidal.
La exposición reúne fondos documentales, fotográficos y audiovisuales con la participación de los artistas contemporáneos: Sara Catalán, Eduardo Scala, Mariana Laín, Alberto de Guillermo, Ana Musma, Juan Pablo Chipe, Javier Olivares, Antonio Areán y María Catalán que intervienen en el espacio expositivo inspirándose en la figura de María Goyri. Como en un libro abierto, las palabras de María Goyri son el hilo conductor que nos guía a través de este recorrido biográfico y temático que nos acerca a la figura de esta singular mujer.
María Goyri fue filóloga, escritora e historiadora, dedicó su vida a la investigación y a la docencia. Formó parte de la vanguardia en defensa de los derechos de la mujer y de su acceso a la educación y a la cultura. Fue la 1ª mujer en cursar estudios oficiales de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid y una de las primeras en temas filológicos y literarios. En esta Universidad se licenció en 1896 y se doctoró en 1909.
Tuvo excepcionales dotes de talento y perseverancia en el estudio, por lo que fue reconocida por sus profesores y admirada por sus compañeros. Su presencia en las aulas fue un ejemplo vivo de compromiso para elevar la cultura de la mujer al más alto nivel, inaugurando una etapa de apertura de los títulos universitarios al alumnado femenino, y su correspondiente profesionalización.
No podemos olvidar que, impulsado por María, Ramón Menendez Pidal fue un enamorado del idioma euskaldun, tanto es así que fue nombrado Académico de número de la Real Academia de la Lengua Vasca, mostrando su indisimulada preocupación por el futuro de este ancestral idioma, defendiendo en la capital del Estado su protección.
Después de una separación forzada por la inseguridad que dió la Guerra Civil que les mantuvo alejados, él en EEUU y ella escondida en Segovia, durante tres años, pudieron reunirse no sin ser amplamente represaliados. Desde Burgos, donde estaba la Junta de Defensa Macional se pidió «un informe exhaustivo de sus actividades así como de su ideología política, interesando se les vigile de modo discreto e incluso se les intervenga la correspondencia si así conviene».
En ese informe y refiriéndose a María, se decía: «Persona de gran talento, de gran cultura, de una energía extraordinaria, que ha pervertido a su marido y a sus hijos; muy persuasiva y de las personas más peligrosas de España. Es, sin duda, una de las raíces más robustas de la revolución».
Fue libre a pesar de la época que le toco vivir. Fue libre desde su nacimiento hasta su muerte el 28 de noviembre de 1954, a los 81 años.
