Javi Campo

Que viva Getxo que es mi pueblo I

Comienzo aquí y ahora mis paseos por el pueblo en que hace ya 45 años decidí vivir. Y nunca me he arrepentido. Mire donde mire, vaya por donde vaya, me acerque donde me acerque, siempre me encuentro con cosas bellas que me apetece contar, sobre todo para aquellos que, habiendo nacido aquí o habiendo vivido un tiempo aquí han tenido que desplazarse pero les queda el recuerdo o la nostalgia de sus calles, de su cielo, de su mar y de sus gentes.

 

Cualquier persona que se dedique bien de manera profesional o como mero aficionado a juntar palabras con la intención de que le lean, el primer propósito que habrá tenido en su mente es descubrir para luego describir su propio pueblo, ese lugar en el que nació, en el que jugó en edad infantil, en el que forjó amistades  para toda la vida, donde se ha hecho adulto  y ha echado raíces. Siempre buscará las palabras más hermosas que se le ocurran, aquéllas que tengan el encanto del recuerdo, porque querrá sacar lo mejor de su repertorio literario para relatar y evocar  lo que considera las maravillas de su entorno y dejar  un  legado que perdure entre sus convecinos, amigos y familiares.

De aquellos escritores getxotarras que conozco, quiero destacar a cuatro que, por distintos motivos, me han llamado la atención y que cualquier getxotarra que se precie debería de tener en su mesilla de noche. En los cuatro destacan, entre sus escritos, las descripciones que hacen de este nuestro pueblo hasta el punto de sublimarlo. No me olvido, cómo olvidarse, del que los compendia a todos ellos, Ramiro Pinilla,  aunque sólo fuese coetáneo de dos de ellos a los que conocía muy bien y ellos le conocían a él.

                                                     Plaza Reina Mª Cristina

Bingen Amézaga, insigne ciudadano nacido en Algorta  que tuvo que vivir más de 30 años en el exilio, y con un amplio curriculum escrito decía que :” Quizá vengo caminando de la paz de La Galea y ahora me detengo a la altura de Aixerrota..Es el momento en que las sombras caen y las luces de la ría entre Algorta y Santurce se van encendiendo en un maravilloso abanico. ¡Espectáculo mil veces contemplado pero que mis ojos nunca podrán saciarse de admirar”.

O aquéllas palabras que escribía en tercera persona “Tellagorri”, José Olivares, compañero de viaje al exilio del anterior, en sus momentos de nostalgia y recuerdos de niñez y juventud:” Envuelto en una suave tristeza de atardecer de otoño, en una dulce melancolía que no es otra cosa que nostalgia, recuerdo de aquel paisaje donde él nació y vivió siempre. De vez en cuando está un poco triste porque le falta su panorama nativo, su mar duro, sus montes, sus temporales, sus playas, las calles estrechas y retorcidas del Puerto Viejo de su pueblo. Y cuando sentado en el banco de un parque o en la silla de un café, se advierte en su cara un dibujo melancólico y en sus ojos una expresión de una mirada vaga, perdida, es que está pensando en su paisaje y lo está viendo, por encima del mar infinito. Por eso, en algunas páginas que ha escrito, se nota una suave tristeza de atardecer de otoño”.

Y sentenciaba, desde la distancia, “que la mayor tristeza del destierro es la de no poder regalar a mis ojos la contemplación de los paisajes entre los que he nacido y vivido siempre. Más que volver a ver a mis amigos me urge volver a ver mis paisajes, las formas y los colores de aquellos paisajes que me han envuelto durante medio siglo”.

                            Plaza del Lehendakari Aguirre.- Agirre Lehendakaria Pl.

Nuestro querido y admirado Ramiro Pinilla, pontificaba con orgullo de buen bilbaíno: “No es que Getxo sea el centro del universo, es su origen”. Y afirmaba con rotundidad que “aquí tuvo su origen la vida. Una mañana, en el instante más bajo de la bajamar, abandonaron el océano y pisaron la arena de la playa de Arrigúnaga, cuarenta y ocho bichitos verdes (…) que inauguran la vida sobre la tierra”. Así  una y otra vez,  hasta que sentó sus reales en La Galea, aseveraba que “quizá vuelva y vuelva a estos paisajes, porque en ellos encuentro la libertad”.

Y un poeta tan entrañable como Fede Bilbao, que de joven trató y consiguió darle al “pelotón” en nuestro Athletic de Bilbao, cuando por orden del dictador pasó a denominarse “Atletico de Bilbao” durante unas cuantas temporadas, entre sus muchos versos dedicados a los paisajes, a las personas que se fueron dejando huella, a las callejas recorridas una y otra vez, insinúa:” ¡Puerto Viejo! Cortijo amojonado/Agarrado a las peñas. Hecho muro/Un pueblo claro en recoveco oscuro/En muna edificado. Encaramado. /Mobiliario del pescador, colgado/Cestas y mallas en estado puro./ La vida al aire libre, sin apuro:/ropas, tiestos, almas siempre al lado/.”

Y ese cuentista asombroso y sorprendente, sugerente y tierno que es J.J.Rapha, nos dice al recordar su niñez de pantalón corto y tirantes: “Para mí  ir a Algorta era tremendo, e ir a Las Arenas era como viajar a Madrid. Mi Getxo es idílico. He mitificado la infancia”.

 

                                                              Calle San Isidro

Quien tenga oportunidad y esté interesado por la lectura no puede desdeñar a estos autores locales, muy por encima de muchos que se tienen por escritores porque venden muchos ejemplares aupados al parnaso literario por un marketing que sólo tiene por finalidad llenar el bolsillo de algunos.

Hay otros poetas entre nosotros, otras plumas totalmente desconocidas que apenas pueden vender un par de cientos de ejemplares sableando a amigos y familiares, otros buscadores de palabras y frases, viejos que oteando la playa desde Usategi  rememoran y le cuentan al que tienen al lado, tan viejo como él,  hasta el más mínimo detalle de lo sucedido hace muchas décadas pero no recuerdan lo que comieron ayer, adultos que transitan cautos y tranquilos saludando a todo el mundo porque todos se conocen, otros y otras jóvenes a la espera y en el camino de labrarse un futuro que no llega, todos ellos más avezados que yo en el arte de juntar palabras con sentido, algo que decir, algo susceptible de ser leído, algo que alguien tenga a bien guardar en la memoria, algo idóneo para relatar a los niños para que esa evocación no se pierda entre las viejas casas semiderruidas en periodo de rehabilitación, entre los plátanos resecos, entre callejas no trazadas a troquel, entre las espumas de olas tomadas al asalto cabalgando una pulida tabla.

                                                                Calle Ezequiel Aguirre

¡Cómo describir las bondades de un pueblo como Getxo que antes, otro, no haya hollado ya!

A lo largo de los próximos meses, lo iré intentado a base de descripciones de los lugares más típicos de nuestro pueblo y, también y además, aquellos otros que vaya descubriendo.  Siempre queda alguno por reconocer, por capturar  para hacerle tuyo y divulgarlo para que lo aprecien los demás. Espero no repetirme, y en alguna ocasión, sorprender a más de uno.

 

                                                                     Plaza «Tellagorri»

 

P.E. Todas las fotos que aquí se incluyen y las que se incluirán serán propias y cuando no lo sean así lo diré por si su autor se siente agraviado. Si así fuere, la retiraré de inmediato.

 

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Javi

Sobre mí

«El que haya elegido Getxo para vivir, siempre tendrá la sensación de haber elegido bien».

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