La Ermita del Ángel

Siempre resulta complicado escribir sobre algo de lo cual ya se ha escrito y mucho anteriomente. Volver sobre el mismo tema pero dándole otro enfoque, o tratar de dar más información y de manera diferente, conseguir el obtener otra visión distinta sobre el mismo hecho o sobre el mismo lugar es el reto del investigador o del historiador. Voy a tratar de ver desde otra perspectiva un lugar que todo getxotarra debería conocer a pesar de estar como escondido detrás de otro edificio histórico del Barrio de Andra Mari y a la sombra de su Parroquia. Estoy hablando de la Ermita, o quizá Humilladero, del Ángel de la Guarda.
Un viaje de ida y vuelta.

La naturaleza humana tiene estas cosas. Y los hechos tambien. Lo que hace 40 años no valía, no gustaba, causó un rechazo casi unánime, hoy se acoge con cariño y es del agrado de todos. Esta historia que voy a contar ahora es un viaje de ida y vuelta de dos imágenes del mismo autor y que representan, la una un Cristo en actitud orante y la otra una Virgen con niño en su regazo.
De paseo por Menorca

He estado en Menorca. ¿Se puede decir que de vacaciones? En mi caso creo que no por dos razones. La primera es porque ya estoy jubilado y me puedo mover cuando quiera y por donde quiera sin tener que pedir permiso a nadie, y en segundo lugar porque mis intenciones al ir a esa isla no son las de tumbarme al sol en una cala paradisíaca, ni siquiera al borde de una piscina de lujo.
Hace unos 15 años, cuando era 15 años más joven, ya estuve allí y tuve la oportunidad de ver algo pero no todo lo que la isla ofrece por lo que quería volver y dedicarme a verla, disfrutarla en toda su extensión. Visitar todo lo que el tiempo me diera y empaparme de su cultura, de sus casas blancas, de sus aguas turquesas, de su arena finísima, de sus calas recónditas y vírgenes. En una palabra, conocerla. Lo más a fondo que el tiempo de mi corta estancia me permitiese.
Recuperando la juventud perdida

Si bien es cierto que cuando quieres encontrar alguna cosa que hace tiempo guardaste y no hay manera de que aparezca, también es cierto que cuando estás buscando ese algo encuentras otras cosas que no te esperabas pero que echabas en falta desde hacía tiempo. Hay ciertas cosas de mi juventud, fotos, escritos, informes, que sabía que tenían que estar por alguna parte de casa pero lo había guardado de tal manera que no había manera de que apareciesen. Y ahora, buscando otra cosa han aparecido.
Los malakates de Getxo

Cuando hace ya 48 años vine a vivir a Getxo lo hice muy cerca de lo que se da en llamar popularmente «Parque del Malakate». Pronto comencé a indagar y descubrir lo que de interesante había por los alrededores. Está en mi forma de ser. Lo tengo que ver todo, descubrir y analizar el significado de cada cosa. Y una de las que más me llamó la atención fue una construcción de ladrillo que había en uno de los extremos de la plaza. Un edificio muy sencillo en su exterior, alejado de las casas y que antes de la construcción de éstas se adivinaba que había estado aislada y que cuadraba perfectamente en el estilo arquitectónico que a principios del siglo XX se llevaba.
Un athleticzale que «pasa» del futbol

No me puedo sustraer a no hablar del Athletic, de la final de copa, de la «Gabarra», de su paseo por la ría. Han sido tantos los plumillas, de aquí y de allá, que parece que ya no queda nada por decir. Pero yo lo voy a intentar, a dar mi visión de esta especie de locura colectiva que nos ha dado a los vizcaínos y que ha sido la comidilla de la semana incluso allende los mares.
La historia de una Parroquia.- 50 años derramando carisma.

Aunque no sea un buen artículo periodístico ya que contiene algunos errores de bulto, este artículo cumple su función de divulgar la aparición de mi nuevo libro «50 años derramando carisma» y a la vez informar de la labor realizada y que realizan tanto los Padres Trinitarios como el voluntariado en favor de los más desfavorecidos como desde hace más de 900 años es lo que les encomendó su fundador San Juan de Mata.
En la Fundación Menéndez Pidal

Era una visita largamente deseada. Desde la primera vez que me adentré en el conocimiento y estudio de esta mujer de la que voy a hablar, me sedujo su figura, su porte, su sabiduría y su saber estar. En esa primera ocasión que fue cuando escribí el libro sobre las calles de Getxo que tienen nombre propio, los historiadores me llevaron al error cuando dí por bueno el dato de que María Goyri había nacido en Algorta. Y quizá este mismo error historiográfico fue el que llevó al Ayuntamiento de Getxo a poner su nombre a una calle «en construcción» en el año 1969. En caso contrario, muy posiblemente, Dª María se hubiera quedado sin reconocimiento en este pueblo que no la vió nacer pero sí vivir varios años de niña y posteriormente, durante su juventud, cuando su madre la traía a pasar el verano.
El órgano de Ibaigane

En estos momentos de ilusión por conquistar una nueva Copa del Rey al haber llegado a la final el Athletic Club, creo que es el momento oportuno y adecuado para sacar a la luz un artículo que escribí en el año 2008 y que tiene que ver con un elemento existente en el magnífico edificio donde se albergan las oficinas del club.
El Club Jolaseta

Es difícil definir y acertar en esa definición lo que es y significa el Real Club Jolaseta. La concepción que tiene cada habitante de un pueblo como Getxo, en función del barrio en el que vivan. Y entiendo por barrio a los cinco que en la actualidad distinguen a este pueblo tan singular: «Andra Mari, Algorta, Neguri, Las Arenas y Romo». Diría que existen y coexisten dos concepciones totalmente contrarias. La que tienen sus socios (más de 7.000), desde dentro, disponiendo de todas sus excelentes instalaciones y la imagen que se proyecta al exterior y que marca la opinión de la gente, en general. Por lo tanto, voy a empezar desde el principio, contando su historia primigenia y con ello descubriremos cómo se llegó a fundar este Club elitista y a la vez modélico en su especie. Quizá al terminar de leer nuestra opinión cambie, al menos en algunos aspectos.